Audio: La grandeza de Dios

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 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 


Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Esperanza, optimismo, hermosas cualidades y milagros de sanación, podemos ver en las lecturas católicas de hoy.

Jeremías 31 nos trae un mensaje esperanzador en un momento de restauración política y reforma religiosa, reconstruyendo al pueblo de Dios y retornando a los exiliados, hoy deberíamos proclamar la grandeza de Dios y alabarlo con la esperanza de ver cambios profundos y significativos en los corazones de quienes rigen los destinos de nuestros pueblos, sin abandonar nuestra actitud optimista de ver reinar la justicia y la igualdad de derechos y el respeto a la vida humana, y a nuestra Patria, mejorando las oportunidades y condiciones de vida de nuestros hermanos.

Sin embargo y a pesar de todo esto, debemos cantar con optimismo y mantener nuestra fe con la alegría de vivir, como el salmista del salmo 125: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.

Alegres por la vida, por la salud, por la familia, por los momentos felices y hasta por los difíciles pues nos sirven para crecer, madurar y acercarnos más a Dios, no podemos perder la alegría de vivir y frente a todas las calamidades que se nos presentan, levantar la frente con fe y seguridad de que Dios está con nosotros.

Ojalá que todos los ministros, pastores, sacerdotes, consagrados a Dios, nos animen con sus prédicas, sembrando el entusiasmo y la esperanza en nuestros corazones y nos inspiren con sus buenos ejemplos destacando la superioridad que tal como nos dice Hebreos 5, deben mostrarnos para animarnos a seguir a Cristo.

Son ellos escogidos entre los hombres, preparados para presentar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.

Un buen sacerdote, diácono, ministro, pastor, debe ser una persona con una gran capacidad de amar, de comprender a los extraviados y un corazón que refleje la presencia de Dios en él, ya que él mismo está envuelto en debilidades que debe reconocer y con humildad, superar.

A causa de ellas, de esas debilidades y pecados, como hombre elegido por Dios, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo, pero sacrificios de verdad, que impliquen la renuncia a lo material, al pecado, a la comodidad, al tener, a la falta de perdón, al actuar alejado de los preceptos de Dios, siendo cada vez más puro, más santo, más ejemplar en su comunidad.

Todos, atendiendo al llamado del Evangelio de Marcos 10, debemos estar dispuestos, receptivos, con humildad, reconociéndonos pecadores y pidiéndole al Padre una milagrosa curación en nuestras vidas, seamos valientes y gritemos ante todo el mundo: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”, permitiendo que Él nos libere de la ceguera espiritual que no nos deja ver la luz del Espíritu Santo.

Víctor Martínez te invita a asumir hoy esa actitud frente a Dios, así podrás seguirlo y colaborar con Él en la salvación del mundo.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Matilde Farach.

Hasta la próxima.

Publicidad Leonardo Castillo