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Cuota de la Burguesía en Cancillería Dominicana

Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor

JOHNNY Sánchez


Todos los gobiernos dan cargos en ministerio Relaciones Exteriores por favores, y lo que ellos llaman “Cuota de la Burguesía” para hacer referencia a lo que representaba pertenecer al Ministerio de Relaciones Exteriores desde época de Trujillo, otros, tal vez menos sutiles, catalogaban a la casa de la diplomacia como el “botín político”.


En 2025 poco ha variado, buenos cónsules y embajadores se envían a la sede a sentarse y esperar su jubilación, eso da pena.


Pero, es en 2016 cuando surge la Ley Orgánica 630-16 sobre el MIREX. Con el objetivo de transformar administrativamente dicha institución y, por supuesto, crear un servicio diplomático a la altura del contexto de la globalización vigente. Para así, atender las nuevas prioridades del Estado dominicano en el campo de las relaciones internacionales, la defensa integral de los valores democráticos y soberanía de República Dominicana. Sin embargo, permaneció consistentemente la práctica de ingresar en el servicio exterior las cuotas que obedecían a coyunturas particulares del momento.


Indudablemente, muchos de los que fueron agraciados se ganaron un espacio. Se formaron intelectual y académicamente. Desarrollaron habilidades sociales y vínculos directos con altas esferas en los países a los que fueron destinados con el fin de realizar su trabajo con el mayor decoro en beneficio de su país y atendiendo las necesidades que exigían las autoridades de entonces. Pero, no corrió la misma suerte para gran parte de los favorecidos en tales designaciones.


Muchos se aferraron a sus funciones como resultado de un largo tiempo establecidos en el servicio exterior. Por tanto, desconocían inclusive los procesos normativos que obligan a la institución a rotar, trasladar y retornar a la sede su personal diplomático. Esto, como consecuencia de inamovilidad o, la costumbre de mantenerse estático con un estilo de vida con relativo bienestar garantizado.


En algunos casos, debido al tiempo alejado de las labores administrativas o sustantivas cotidianas de la Cancillería o, simplemente del día a día nacional, surgió una estela de desconexión por parte del personal enraizado en el exterior. Y esto, por supuesto, generó un aspecto inobservado por la Ley: el proceso de ejecución de la rotación y alternancia en condiciones adecuadas o similares a la ostentadas en aquellos puestos y la cualificación de tales colaboradores.
No obstante, la gestión actual se ha dado la tarea de reorganizar interna y externamente el Ministerio de Relaciones Exteriores. En franco lineamiento a lo que estipula la ley.


Emprendiendo un esfuerzo significativo primero por cumplir lo que la ley expresa sobre los principios de rotación y alternancia. Y segundo, especialmente, por asegurar la dignificación de aquellos que retornan a la Sede del Ministerio a los fines que puedan gozar de un clima laboral justo y calidad de vida razonable.


Naturalmente, retornar a la sede tiene aspectos altamente positivos. Como, por ejemplo, el intercambio de experiencias, conocimientos y contactos que pueden ser útiles para el desenvolvimiento óptimo de las responsabilidades, pero NO para Geanilda Vásquez no la sienten.



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