

Por Emiliano Reyes Espejo
A nivel global se respira un ambiente de guerra. Hay potencias militares y económicas que enarbolan amenazas del bombazo de la “tercera guerra mundial”. Y como reza el dicho, “tanto da la gota de agua en la piedra que termina rompiéndola”, y es por eso que planteamos que es mejor que estemos precavidos.
Pero ¿está la humanidad realmente en el preámbulo de un holocausto nuclear? No sé, no soy especialista en el tema, pero tengo esa inquietud, la cual surge como ciudadano que observa lo que ocurre en el mundo y comienza a preocuparse. ¿Hasta dónde llegarán estas guerras que se libran en distintas partes del globo terráqueo?
Sobre esto creo que es propicio que ese tema sirva para discusiones de los expertos en geopolítica que en el país tenemos muy buenos, excelentes. Pero ese no es el tema ahora. El enfoque nuestro va dirigido a aspectos preventivos y a interrogantes inquietantes: ¿tiene el Estado dominicano políticas elaboradas para hacer frente a un eventual estallido de una guerra mundial? ¿Tienen preparadas los funcionarios, asesores y diplomáticos del gobierno las medidas para enfrentar cualquier contingencia? ¿Han discutido la posibilidad de una súper guerra los políticos de oposición? Presumimos que sí. El presidente Luis Abinader según entendemos, está al tanto de todo este preludio del conflicto mundial.
A raíz de su triunfo electoral del 2024 sugerimos –con toda humildad- que el mandatario designe una especie de “gabinete de guerra” que permita a éste ejercer con éxito y sin mayores tropiezos este nuevo mandato ¿el último del presidente Abinader? Ahora creemos que esa fue una sugerencia algo tonta, una pavada de nuestra parte, dado los múltiples compromisos con que según presumimos, asumió el jefe del Estado su nueva fase presidencial.
Pero resulta que la situación de conflictos bélicos mundiales y regionales se acrecientan, en vez de reducirse; no disminuyen, sino, todo lo contrario, se incrementan y toman un rumbo bastante peligroso.
Prince en Haití ¡ay Dios mío!
Por eso es que creemos que no ha sido por casualidad que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, haya optado por designar a Henry Wooster, un veterano militar de carrera como embajador de Haití, y a la experimentada ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Leah Francis Campos, como la nueva embajadora en la República Dominicana. Un hermoso palé diplomático, no hay dudas.
No es casuística tampoco que se envíe a Haití a Erik Prince, contratista militar privado “y destacado partidario del presidente Donald Trump”. Los medios norteamericanos señalan que Prince “está colaborando con el gobierno de Haití para llevar a cabo operaciones letales contra las pandillas que aterrorizan a la nación y amenazan con apoderarse de su capital”.
En principio se difundió que Prince, conocido empresario líder y fundador de la empresa de mercenarios Blackwater Worldwide, “firmó un contrato (con el gobierno haitiano) para enfrentarse a los grupos criminales que han estado matando a civiles y tomando el control de vastas franjas de territorio” en Haití.
Empero, algunos analistas han señalado que Haití no tiene recursos para pagar estos contratos a Prince y a otros contratistas estadounidenses –que son muy costosos- y que sus servicios cuestan dinero que no provienen –necesariamente- de las arcas del gobierno haitiano.
Parece ser que el gobierno del presidente Trump envía, con estas designaciones de nuevos embajadores en Haití y República Dominicana, un claro mensaje al país y a la región, en el sentido de que la zona vive momentos delicados y que se impone la necesidad de colocar a los más duros en la gestión diplomática regional.
Puede inferirse también que la presencia de la diplomacia de la Federación de Rusia y el arraigo diplomático y comercial logrado por la República Popular de China en el país y en la región, inquieta a Estados Unidos.
Ante tal panorama, la región y más específicamente la República Dominicana, vive momentos dificultosos por las bandas terroristas que operan “sin control” en Haití. El escenario que late y permea la región proyectan inestabilidad en Venezuela, Guyana, Nicaragua, Colombia, y el persistente caso cubano, lo cual atormenta las entrañas del Caribe.
La atmósfera de cuasi inestabilidad y desasosiego reinante, suma los conflictos globales entre naciones (guerra Rusia-Ucrania, Israel-Palestina (Hamás), Israel-Irán, Yemen-Israel, Yemen-Estados Unidos, India-Irak…etc.).
Y aunque no lo queramos, estos conflictos ocurren en tierras lejanas, pero nos afectan directa o indirectamente como país.
En medio de este no halagüeño horizonte ¿a quiénes el presidente Trump y su flamante secretario de Estado, Marco Rubio, enviaron como embajadores para Haití y para República Dominicana? Nada más y nada menos que Henry Wooster, ex militar y consagrado diplomático, y Leah Francis Campos, diplomática de carrera y experimentada agente de la CIA. No hay desperdicios, especialmente si partimos de la realidad que vive la región.
¿Quién es Leah Francis Campos?
La designada nueva embajadora de Estados Unidos en República Dominicana, Leah Francis Campos, viene a ocupar la posición después de cuatro años de ausencia de representante estadounidense en el país.
Campos, oriunda de Arizona, es una candidata nominada por el presidente Trump y su hoja de servicio es bastante interesante, y según mi parecer, alineado con la actualidad que vive el país y la región, a lo cual se suma, además, la ocupación pacífica que han estado haciendo los haitianos del lado dominicano.
“Una vez confirmados en el Senado, estos embajadores ocupen sus respectivos puestos para ayudar a implementar la visión del presidente Trump y el secretario (Marco) Rubio de una diplomacia eficaz y responsable ante el contribuyente estadounidense”, dijo en una nota de prensa el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, el republicano por Idaho, Jim Risch.
En tanto en las referencias biográficas no oficiales, se establece que Campos, la nueva embajadora de Estados Unidos en el país, “es una asesora de política exterior” y “ha estado trabajando con el Instituto SAS desde 2019”. Igualmente, tiene una amplia experiencia en temas del hemisferio occidental y ha servido en el gobierno de los Estados Unidos durante una década.
Las versiones periodísticas indican que Campos “nació en una familia de origen migrante reciente, siendo su padre hijo de inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, y su madre es del país europeo de España”.
Campos, quien fuera asesora principal del Subcomité de Asuntos para el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos entre 2015 y 2019, trabajó también “para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante más de diez años”.
¿Y quién es Henry Wooster?
El portal del Departamento de Estado define a Wooster como un embajador que “ha tenido una larga y distinguida trayectoria, que incluye su servicio en la Embajada de Puerto Príncipe, como embajador en Jordania y en el Ejército de los Estados Unidos”.
Wooster asumirá como encargado de negocios en la Embajada de Estados Unidos en Haití a partir del 12 de junio.
“Dada su amplia experiencia en Washington y su probada trayectoria de liderazgo en el extranjero, es la persona idónea para liderar esta misión en un momento crucial”, agrega. Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos, en declaración de prensa emitida a través del Departamento de Estado, expresa su complacencia por la designación de Wooster, de quien señala “ha sido encargado de dirigir un enfoque gubernamental integral de la política estadounidense en Haití”.
Rubio sostuvo, asimismo, que el diplomático “trabajará con nuestros asociados en todo el mundo que están proporcionando un apoyo fundamental a las fuerzas de seguridad haitianas”.
Como se observa, no se trata de “halcones” las designaciones realizadas por Trump para las embajadas estadounidenses en Haití y República Dominicana.
En esta oportunidad, tenemos la seguridad de que esos diplomáticos no vienen a hacer negocios ni a promover la cultura LGTB en estos países caribeños. Y no es así porque Trump sabe que vivimos un ambiente permanente de guerra y que para afrontarlo hay que contar “con los más duros”: un militar y una ex agente de la CIA.
*El autor es periodista.
Emiliano Reyes
www.ereprensa.blogspot.com
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