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REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
La Primera y Segunda epístola a los corintios, libros del Nuevo Testamento, son cartas escritas por Pablo de Tarso a la comunidad cristiana o Iglesia de Corinto.
La Primera desde Éfeso en el tercer año del viaje de Pablo allí, sobre el año 54 después de Cristo, cuando planeaba visitar Macedonia para más tarde regresar a Corinto. Mientras estaba allí, los creyentes de la congregación le hicieron llegar algunas consultas, a las que respondió con las presentes cartas.
La Segunda Epístola a los Corintios, escrita por Pablo, al parecer desde Macedonia, pertenece también al Nuevo Testamento, se escribieron en el siglo I.
Tras observar el fruto de su primera epístola con la creación de nuevas comunidades cristianas, la segunda carta se dirige nuevamente a estos conversos, a los que se trata con gran cariño: «Ustedes son nuestra carta, escrita en nuestros corazones».
La Iglesia de Corinto en Grecia, es una de las más conocidas. Debe su fama a las dos epístolas que le remitió San Pablo y a la que le ha enviado Clemente de Roma.
Comienza la epístola con una extensa salutación. Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús y Sóstenes, hermano, a la Iglesia de Dios en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos.
Pablo dice de sí mismo que es apóstol por la voluntad de Dios, aludiendo a su tardía y atípica conversión. Pablo era un extraño en la comunidad apostólica ya que no pertenecía a los doce ni a sus discípulos más inmediatos. Al no recibir de ellos la encomienda apostólica, Pablo se convirtió en un factor inesperado y decisivo de la expansión del cristianismo.
Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos…
Este capítulo hace mención del fundamento de la fe cristiana, y Pablo enseña donde debe estar basada esta fe. Aunque Pablo era un hombre muy sabio y elocuente en lo que respecta a la exposición de las sagradas escrituras, él se propuso no predicar entre los corintios con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino más bien con demostración del Espíritu y el poder de Dios. Lo que Pablo quería dejar claro, es que la salvación del hombre no depende de su sabiduría, ni de su habilidad para alcanzarla, sino que esta ha de obtenerse por el infinito poder de Dios en su sola soberanía.
Pablo trata de darles a entender que los injustos no entraran en el reino de los cielos si no recapacitan y dejan el pecado.
Expone la doctrina del matrimonio, la responsabilidad conyugal mutua, se deja en claro que cada uno le pertenece al otro, y que ambos no pueden negarse a no ser por mutuo consentimiento y con algún propósito específico. El otro tema es el celibato, lo trata a nivel de consejo, aquellos que no se han casado que puedan permanecer así, y los que enviudaron que no busquen casarse nuevamente; siempre y cuando puedan permanecer de esa manera sin pecar.
Es bueno para el hombre no tocar a una mujer, por lo tanto, digo a los solteros y a las viudas que es bueno para ellos soportarlo, así como yo. Pero si no pueden contenerse, que se casen, porque es mejor casarse que arder.
Trata el tema del divorcio. Este siempre ha sido un tema bastante conflictivo, lo que el Apóstol aconseja es permanecer juntos, aún afirma que aquel que sufrió una separación debe permanecer sin casarse, mantiene una encendida defensa del amor como fuerza fundamental del cristianismo, Corintios 13, lectura de referencia en la celebración del matrimonio cristiano. Todo esto, además de otros temas relevantes.
En la Segunda epístola a los corintios Pablo defiende su labor predicadora y su condición apostólica, extendiéndose en un relato pormenorizado de las penurias y padecimientos soportados, reafirma, además, su origen judío.
Pablo se consideraba ministro de Cristo en virtud de su encuentro con él en Damasco. En todas sus epístolas recordaba que su apostolado era de origen divino y tampoco aceptaba que se lo tuviese por menos apóstol que otros.
Víctor Martínez piensa que son estas Epístolas muy edificadoras para nuestra fe.
Gracias a Yolanda Logroño por apoyarnos una vez más.
Hasta la próxima.