Walt Disney Co. entró en razón, y finalmente sí acepta ir a juicio por posible negligencia tras la muerte de una mujer alérgica en uno de los restaurantes del parque temático. La compañía del ratón se había negado en un primer momento a someterse por vía judicial a la demanda interpuesta por el viudo de la víctima, y se amparaba, sorprendentemente, en una de las cláusulas que el esposo había firmado a la hora de suscribirse a una prueba gratuita de Disney+, en la que se especificaba que, ante cualquier disputa con la empresa, del tipo que fuera, se resolvería exclusivamente por vía extrajudicial, a través de «arbitrajes privados».
Para el demandante y sus abogados resultaba inconcebible que la letra pequeña de una simple prueba gratuita les privase de la posibilidad de un juicio justo y de su posible indemnización ante un hecho tan desconectado de la suscripción al servicio de streaming como puede ser un fallecimiento por intoxicación alérgica.
El revuelo mediático y de opinión pública no se hizo esperar. Por eso, semanas después, Disney ha reculado, según informa el New York Post. Abandona, por tanto, la petición de mediación por arbitraje y no desestimará la demanda interpuesta por Jeffrey Piccolo, garantizando así un juicio en los tribunales. «En Disney nos esforzamos por poner la humanidad por encima de todas las demás consideraciones», ha escrito en un comunicado Josh D’Amaro, presidente de Disney Experiences, escudándose en que las circunstancias «tan únicas» de este caso concreto justifican un «enfoque sensible» a pesar de las condiciones firmadas por Piccolo.
Los hechos que se juzgarán se remontan a octubre del año pasado, cuando Kanokporn Tangsuan, una médico de 42 años que trabaja en el hospital NYU Langeone de Manhattan, acudió junto a su marido, Jeffrey Piccolo, a un restaurante de la ciudad de ocio Disney Springs, en Orlando. Según informó el New York Post, llegaron al Ragian Road Irish Pub y, tras indicar en repetidas ocasiones que era alérgica tanto a las nueces como a los lácteos, pidieron con total tranquilidad vieiras, aritos de cebolla, brócoli y frituras de maíz.
Poco después de irse del restaurante, Tangsuan empezó a sentirse mal y tenía dificultad para respirar. Finalmente, se desplomó y, aunque se le aplicó una autoinyección de epinefrina casi instantáneamente, acabó falleciendo en el hospital.
El hombre pide ahora una indemnización de 50.000 euros por daños psicológicos, pérdida de ingresos y los gastos del funeral. Pero, entonces, se encontró con el inesperado problema de la letra pequeña.
Fuente: Euronews