Por Augusto Álvarez
En una zona de Brasil, las lluvias cayeron y seguían mojando las tierras, mientras Isabel, en su Macondo, ¿esperó cuántos tiempos?, para que dejara de llover.
Inesperadamente, en alas de la naturaleza, en Constanza, República Dominicana, y por algún intersticios, y sin el empuje de Gabriel García Marque, una furia con nombre de vaguada, golpeó en Brasil. Y no conforme, y sin tener visado, destruyó gran partes de la producción agropecuaria de la región del Cibao, con énfasis en Constanza, provincia de La Vega.
Resultaría que en el caso dominicano, el arañazo del Estado a la recuperación de recursos quitados a beneficiarios de la corrupción, podrían ser invertidos en Constanza.
Así se podría apreciar qué hacen las autoridades con los millones que en devolución, entregan implicados al Estado.
Es importante invertir en los lugares donde las aguas provocadas por las vaguadas han destruido una vasta extensión de sembradíos.
En realidad, en zonas de Brasil, al igual que en nuestro país, la madre naturaleza acaba de darnos una paliza económica, que por más que traten de embellecer la visión de la realidad que nos espera, ¿por qué no disponer de los millones de los corruptos para dedicarlos a la recuperación de los sembradíos destruidos?
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