Fantástica y exhaustiva entrevista a Pedro Sánchez
Es jueves por la mañana y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de 53 años, llega a la sala Miró de La Moncloa enfundado en un traje azul y de buen talante. Se le ve con ganas de seguir en la lucha. Ni el feroz cerco judicial ni el bloqueo parlamentario de Junts, que se acaba de conocer una hora antes, parecen haberle hecho mella.
Por el contrario, en la entrevista afirmará que se vuelve a presentar a las elecciones generales de 2027 e incluso se permitirá un destello sarcástico con el libro de Juan Carlos I: “Todavía no lo he leído, pero también le diré que no va a ser uno de los que recomiende para estas Navidades, visto lo visto”.
Pregunta. Ningún presidente ha estado una legislatura entera sin Presupuestos y tampoco ha vivido un bloqueo parlamentario como el que ha anunciado Junts. ¿Es eso sostenible?
Respuesta. Lo primero, la complejidad parlamentaria es fruto de la voluntad ciudadana manifestada en las elecciones. En segundo lugar, la única opción de gobernabilidad es la que hoy existe con este Gobierno de coalición progresista con minoría parlamentaria. En tercer lugar, esta complejidad parlamentaria no es un problema, es una realidad en Europa, España y Cataluña. En cuarto lugar, la complejidad parlamentaria puede ir alineada con el buen gobierno. Y ahí están los datos económicos y sociales de los últimos siete años.
P. ¿Y no ha pensado en convocar elecciones para despejar el bloqueo?
R. Insisto, no estamos en esa situación. Ahora mismo cumplimos con nuestro acuerdo de investidura. Llevamos más de 40 iniciativas legislativas aprobadas en el Congreso. En aquellas cuestiones que tienen que ver con nuestra completa competencia, hemos cumplido con Junts y con el resto de grupos parlamentarios, y en aquellos que no, trabajamos para que se cumplan.
P. Usted ha hablado con el canciller alemán sobre el catalán en Europa. ¿Le ha dado alguna garantía?
R. Hay un proceso de diálogo con el Gobierno alemán, y una voluntad clara, inequívoca y total nuestra por lograr la normalización plena de la situación política en Cataluña. Este Gobierno apostó por los indultos y la Ley de Amnistía. Estamos reconociendo a actores políticos que tras el año 2017, por errores ajenos y propios, se situaron fuera del escenario político. Somos muy conscientes de que hay una crisis y un conflicto políticos, por eso hicimos el acuerdo de Bruselas con Junts, y estamos dispuestos a cumplir. En el tema de las lenguas cooficiales, mejor dicho constitucionales, en las instituciones comunitarias, forma parte de nuestra identidad nacional, y así se lo he explicado al resto de Estados miembros. Es un debate que se tiene que materializar antes o después.
P. Cataluña puede que se haya normalizado, pero fuera el ambiente está muy polarizado, algo que beneficia a la extrema derecha. ¿Por qué no es posible una política de pactos con el Partido Popular?
R. Coincido en que es necesario articular más acuerdos con el principal partido de la oposición. Pero la realidad es tozuda. Por ejemplo, tras los incendios del verano propuse un pacto de Estado frente a la emergencia climática, pero lo que vemos es que Feijóo está pactando con la ultraderecha justo la negación de esa emergencia climática. El PP está rendido a la ultraderecha y abonado al esperpento. Esta es la realidad sobre la que tenemos que operar. Pero la voluntad del Gobierno para llegar a pactos es total. Y cada vez que se ha podido cerrar un acuerdo, lo ha hecho; por ejemplo, con la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
P. ¿Pero ese acuerdo no ha sido un fracaso? El CGPJ está ahora mismo dividido y dominado por la derecha.
R. El fracaso hubiera sido seguir manteniendo la parálisis. Hay elementos suficientes para abonar una cultura de acuerdos de Estado. Lo hicimos, por ejemplo, en la lucha contra el terrorismo. Lo hicimos en el pasado y también en esta legislatura, con la renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Y creo que debemos hacerlo también frente a la emergencia climática. Pero precisamente en la Comunidad Valenciana, que ha sido víctima de la emergencia climática, lo que estamos viendo es que Feijóo deja la solución en manos de Abascal, que es negacionista…
P. ¿Cuándo fue la última vez que habló con Feijóo?
R. Hace tiempo…
P. ¿Y estaría dispuesto a tratar con él directamente de estos temas?
R. La emergencia climática, desde luego. No solamente es urgente, sino que es importante. El Gobierno tiene las puertas abiertas para dialogar con todas las fuerzas políticas: estamos en minoría parlamentaria y, por tanto, obligados por convicción y por necesidad a llegar a acuerdos con múltiples fuerzas. Esta complejidad, insisto, no es un problema, y puede ir de la mano del buen gobierno, como demuestra que España reduce desempleo e impulsa el 40% del crecimiento de la zona euro.
P. Los datos macroeconómicos van muy bien, incluso la Bolsa bate récords. Pero un 15% de la población sufre pobreza crónica, según Eurostat, y hoy mismo hemos publicado un estudio de Cáritas que señala que la exclusión social se ha duplicado desde 2007 y tiene atrapados a 2,5 millones de jóvenes. Hay un malestar de fondo que está alimentando tendencias antisistema. ¿Qué está pasando? ¿Por qué esto no se ha solucionado después de siete años de Gobierno?
R. Esos informes lo que indican es la crudeza de la desigualdad en nuestro país y lo mucho que queda por hacer. Pero hemos hecho mucho en los últimos siete años. Gracias a nuestras políticas de redistribución, tenemos unos niveles de pobreza inferiores a los que teníamos antes de la crisis financiera del 2008. En todo caso, me pregunto y se lo pregunto también a los lectores de EL PAÍS que tengan la oportunidad de leer esta entrevista, ¿cómo es posible que, si este Gobierno ha dado a las comunidades autónomas un 45% más de recursos públicos (300.000 millones de euros más que la administración de Mariano Rajoy), esto no se haya traducido en algunas de ellas en mejoras en servicios sociales y lucha contra la pobreza? Pues yo lo digo claramente: porque no es una cuestión solo de recursos públicos, es también de convicción y de modelo de sociedad. Y lo que han hecho comunidades gobernadas por el Partido Popular, como Madrid, Andalucía, Extremadura o Valencia, han sido regalos fiscales para las élites. ¿Cómo es posible que haya comunidades autónomas que por dogmatismo ideológico rechacen la quita de la deuda que les va a aliviar la carga financiera? ¿Cómo es posible que se nieguen a aplicar la Ley de Vivienda que les permite intervenir en el principal drama que viven los jóvenes y no tan jóvenes? La principal aportación del señor Feijóo ha sido abrir de par en par los gobiernos autonómicos a la ultraderecha.
P. ¿Y por qué cree que está subiendo Vox en las encuestas? Hay quien sostiene que esa radicalización les beneficia, porque activa su voto.
R. No es una buena noticia que la ultraderecha crezca en ninguna democracia. Pero también digo que la derecha política, mediática e intelectual, con tal de que no gobiernen las fuerzas progresistas, es capaz de blanquear el discurso de la ultraderecha. Por ejemplo, cuando la ultraderecha dice que hay que deportar ocho millones de migrantes en nuestro país, la derecha, en lugar de hacerle frente con argumentos y datos que rebatan esa barbaridad, lo que hace es plegarse a ese discurso, identificar migración con delincuencia o decir que nuestro país está sufriendo una invasión. Cuando todo ello es falso, y, por ejemplo, solo en el último año hemos reducido la migración irregular en un 35%.
P. Habla usted de la responsabilidad de la derecha en el crecimiento de la ultraderecha. ¿Pero puede hacer una autocrítica también desde la izquierda? ¿Qué le ha pasado a la izquierda para que los jóvenes sean más de derechas que nunca, según los sondeos?
R. Yo no coincido mucho con este análisis. Los jóvenes están mayoritariamente en la solidaridad, el compromiso frente a la emergencia climática, la emigración y los valores de la democracia. Esta nueva realidad hay que imputarla a unas redes sociales que hoy no propagan la verdad, sino bulos. No difunden la convivencia, sino la polarización. Y eso tiene mucho que ver con unas finalidades políticas de unos tecno-oligarcas que claramente están influyendo en procesos electorales. Lo hemos visto en el Reino Unido, Alemania, Francia, Hungría… Y estoy convencido de que también lo viviremos en España cuando se produzcan esas elecciones. Hay una internacional ultraderechista bien articulada, y lo que tenemos que hacer las fuerzas progresistas, lo estoy hablando con Boric, Lula, Orsi y con otros muchos gobiernos progresistas, es dar una respuesta en positivo a todo este fenómeno de la ultraderecha. La vía española es inspiradora para otros muchos gobiernos y sociedades progresistas. Además, esa ola reaccionaria empieza a mostrar signos de agotamiento, como acabamos de ver en EE UU, en varios estados, en la capital financiera del mundo, Nueva York. Son síntomas de un resurgimiento de las opciones progresistas.
P. Usted se ha abierto una cuenta de TikTok en septiembre. Abascal la tiene desde 2022; Vox desde 2020. ¿Llega la izquierda tarde a las redes sociales? Mamdani [el candidato demócrata recién elegido nuevo alcalde de Nueva York] ha triunfado desde la izquierda con una campaña muy potente en redes.
R. Yo creo que más que un tema de presencia, es de algoritmos. De qué debates se propician en las redes sociales y cuáles se privilegian frente a otros. En su origen, las redes sociales fueron una puerta abierta a procesos de democratización. Hoy son pozos de fango, lugares en donde no se respetan ni las más mínimas normas de urbanidad.
P. Pasemos al tema judicial, que cada vez tiene más peso en la política española. Usted mismo ha contado que en julio pasado pensó en dimitir por el caso Cerdán, y un año antes dijo algo similar respecto a las investigaciones sobre su cónyuge. ¿En el caso de que su esposa y su hermano sean condenados, aguantará en el cargo?
R. Mire, yo confío en la justicia y creo que la verdad acabará imponiéndose en estos dos casos. Y en el caso que ahora mismo está ocupando las portadas y el debate esta semana, que es el juicio al fiscal general del Estado, pues el Gobierno continúa creyendo en su inocencia, y más aún tras todo lo visto.
P. Y si al fiscal general le acaban condenando, ¿le seguirá considerando usted inocente?
R. Insisto, el Gobierno de España cree en la inocencia del fiscal general del Estado y, tras lo escuchado y visto esta semana, más aún.
P. Pero si le condenan, ¿seguirá manteniendo ese criterio?
R. Respeto su pregunta, pero le digo que creo que la verdad se acabará imponiendo. Y la verdad es que el fiscal general del Estado es inocente.
P. Y si es inocente y está en el banquillo, ¿no será porque se ha instrumentalizado políticamente el caso?
R. Eso lo dejo al análisis tanto de ustedes, como de la propia opinión pública. Pero insisto, creo que he sido claro al manifestar que el Gobierno confía en la inocencia del fiscal general del Estado y más aún tras lo visto esta semana.
P. ¿Y habría sido mejor para el proceso que él hubiese renunciado al cargo de fiscal general para no generar esa contradicción de que la fiscal del caso sea subordinada suya?
R. Eso significaría que no se confía en la presunción de inocencia. Yo creo honestamente que el Gobierno ha respaldado con argumentos, con razones, a una persona inocente y que confiamos en la justicia.
P. Dice usted que confía en la Justicia, pero presentó una denuncia por prevaricación contra el juez Peinado y además ha llegado a decir en una entrevista que hay jueces que hacen política. ¿Piensa usted que esos jueces están instrumentalizados por el PP o Vox?
R. Estos casos afectan a familiares y, por tanto, tengo que ser muy escrupuloso y respetuoso con estos procedimientos judiciales. Los ciudadanos están lo suficientemente informados como para saber diferenciar. Yo lo único que subrayo es lo siguiente: en el momento en que se abrieron estos procesos critiqué esta máquina del fango que ha puesto en marcha la derecha y la ultraderecha. Y lo hice porque pseudo sindicatos de ultraderecha como Manos Limpias, como Hazte Oír, presentan denuncias basadas en recortes y lo que hace la oposición, la derecha y la ultraderecha, es amplificarlas con declaraciones, yendo a platós de televisión y a tabloides digitales para decir que todo esto es un escándalo. Luego se crean comisiones ad hoc como la del Senado, donde no se busca la rendición de cuentas, sino la propagación de bulos. La estrategia es hacer ruido para tapar una realidad. Y es que el país está que se sale en términos económicos, en creación de empleo, en crecimiento económico y también, lógicamente, en todo lo que tiene que ver con herencias del pasado, ya sea la crisis territorial o la contestación social que había a contrarreformas que hizo la derecha. La España de 2025 es mucho mejor que la que yo me encontré en 2018. Mi tesis es que asistimos a un colapso político e intelectual del centroderecha en España y en Europa. No tienen un proyecto, se han quedado en el ruido, la difamación y la propagación de bulos.
P. ¿Y no piensa que el ruido que rodea todos estos procesos, que es de un signo, pero también a veces del otro, genera una pérdida de confianza ciudadana en las instituciones?
R. La polarización es asimétrica. Totalmente. Yo no insulto, yo no amenazo a nadie. No me ha escuchado a mí decir que un líder de un partido político tiene que entrar en prisión o que le tienen que colgar por los pies. En estos últimos siete años, el Partido Socialista ha sufrido más ataques a sus sedes municipales que ninguna otra organización política. Tenemos registrados más de 200, si la memoria no me falla. Y cuando en el Senado planteamos condenar los actos vandálicos contra la sede de cualquier organización política, el Partido Popular votó en contra, con su mayoría absoluta, alegando que era libertad de expresión. Y mire, la antipolítica llama a la antipolítica. Y el blanqueamiento intelectual, político y hasta de formas que ha hecho la derecha de la ultraderecha para justificar el entendimiento autonómico y municipal con Vox constituye la explicación última de por qué la ultraderecha está creciendo en nuestro país. Fíjese en lo ocurrido en la Comunidad Valencia ante la mayor crisis institucional y la mayor catástrofe provocada por la negligencia del Govern: el Partido Popular no ofrece devolver la voz a los ciudadanos de Valencia para que elijan ellos su futuro, sino que entrega esa capacidad a la ultraderecha y Abascal.
P. ¿Y cómo lleva en lo personal la investigación judicial a su hermano y a su esposa?
R. Con confianza; estoy convencido de que todo se pondrá en su sitio y la verdad imperará. Y desde luego tengo la convicción y la determinación de que las malas artes no pueden triunfar. Y las del PP, de Vox y de la derecha mediática, desde luego, no deben ser el futuro que se le ofrezca a la ciudadanía española.
P. Usted ha reconocido que llegó a plantearse la dimisión por el caso de su esposa, ¿qué ha ocurrido para que esto ya no sea así y que incluso plantee presentarse a la reelección?
R. Soy consciente de la responsabilidad que tengo. El buen resultado de las políticas en España y en el contexto europeo tan escorado hacia la ultraderecha hace evidente la necesidad de seguir consolidando políticas socialdemócratas. Esto me ha llevado a una reflexión, no solamente con mi partido, sino fundamentalmente con mi familia, que es la que sufre directamente las consecuencias de este compromiso y esta responsabilidad, para anunciar que efectivamente doy ese paso y que en 2027 me presentaré a la reelección.
P. ¿Y no teme que los casos de Ábalos y de Cerdán y lo que se pueda averiguar judicialmente le pueden acabar afectando en ese proyecto de presentarse a las elecciones del 27?
R. Primero, vamos a ver en qué termina toda esta investigación. En segundo lugar, el Partido Socialista y yo mismo hemos asumido la responsabilidad de actuar con contundencia y determinación. Hemos colaborado con la justicia y, por supuesto, estamos poniendo en marcha medidas tanto desde el punto de vista interno como también institucional, con el Plan de Lucha contra la Corrupción, elaborado con la OCDE.
P. El hecho de que dos secretarios de Organización del PSOE tuvieran que dimitir consecutivamente por investigaciones judiciales graves, ¿no le parece que abona la hipótesis de que pudo haber financiación ilegal en el partido?
R. Los datos están ahí. Los hemos explicado y compartido con la justicia. Puedo garantizar a los ciudadanos que no ha habido en absoluto financiación irregular. El Partido Socialista se financia por vías legales. En 2024, el 75% de nuestros ingresos provino de subvenciones públicas y el 25% restante, de las aportaciones de los militantes y de las cuotas que pagamos los altos cargos. Donde sí hubo financiación irregular con sentencia en firme es en el Partido Popular.
P. ¿Pero cómo pudo llegar tan lejos alguien como Koldo García? ¿Nadie le trasladó que este señor estaba negociando directamente con presidentes autonómicos?
R. Bueno, eso habrá que preguntárselo a José Luis Ábalos, que era entonces ministro, ¿no? Lo que yo sí he visto, en el caso del ministro Ángel Víctor Torres, es que se demuestra que el Gobierno de Canarias hizo todas las cosas de manera legal en un momento de una máxima presión, con todas las administraciones buscando mascarillas y respiradores.
P. ¿Mantiene la confianza en Torres?
R. Sin duda.
P. ¿Y entiende que los ciudadanos se pueden quedar impactados al escuchar esas conversaciones de Koldo y Torres y pensar que un Gobierno funcione así?
R. Perdone, un Gobierno no funciona así. Para tranquilidad de la ciudadanía, un Gobierno tiene muchas, muchas garantías, ex ante y ex post. Está la Intervención General del Estado y el Tribunal de Cuentas. En todos aquellos contratos que ahora mismo están siendo objeto de investigación se ha cumplido la ley. A partir de ahí, en el caso de que haya habido personas que hayan cometido ilegalidades, como se está investigando en el caso de José Luis Ábalos y de Koldo García, pues tendrá que ser la Justicia quien dirima esas responsabilidades. Nosotros, desde el punto de vista político, a diferencia de lo que han hecho otros partidos, actuamos con contundencia.
P. La pregunta que muchos ciudadanos se hacen es por qué mantuvo en las listas electorales a Ábalos después de destituirlo como ministro.
R. Porque las trayectorias políticas de las personas no se acaban cuando terminan las responsabilidades institucionales o, en este caso, orgánicas. José Luis Ábalos era una persona apreciada entre la militancia, también entre los cuadros del partido. Efectivamente, eso se reconoció. Pero esto no es algo que pase solamente en el Partido Socialista. Cuántas personas hay en otras organizaciones que han sido antes secretarios de organización o ministros, y que han continuado como senadores, diputados o eurodiputados.
P. Y visto con perspectiva, ¿fue un error?
R. Desde el punto de vista de la confianza política, es evidente que yo la tenía en José Luis Ábalos, pero también desconocía una faceta personal de su vida habitual que, desde luego, me ha causado una profunda decepción.
P. Con México han iniciado un deshielo diplomático. ¿Qué más pasos vienen? ¿Estaría España dispuesta a pedir perdón con la presidenta de México, a los pueblos indígenas de México?
R. Estamos en un momento en el que la diplomacia exige, necesita, de una cierta discreción. Pero puedo garantizar que para España es prioritaria la normalización de nuestras relaciones con un país que consideramos muy próximo en todas las dimensiones. Es más, yo siempre he trasladado a los responsables mexicanos que el Gobierno de España, en esta dilatada y profunda y estrecha relación histórica que tenemos, siempre ha reivindicado las luces. Por ejemplo, cuando durante la Guerra Civil, un presidente mexicano como Lázaro Cárdenas envió barcos para acoger y proteger a los exiliados de esa Guerra Civil. Pero efectivamente tenemos en nuestra historia claroscuros y es bueno reconocer esos claroscuros para comprendernos mejor y, por tanto, seguir construyendo esas relaciones sobre bases mucho más sólidas.
P. No felicitaron el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado. Esto fue entendido por algunos sectores como una señal de equidistancia frente a un régimen que está en el poder por un fraude electoral. ¿Fue un error? ¿Lo volverían a hacer?
R. No tengo tradición ni costumbre de reconocer esos premios nobeles, pero le doy datos. En comparación con Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, nosotros hemos concedido más de 200.000 permisos por razones humanitarias de residencia en España. Con Rajoy fueron menos de 10.000.
P. ¿Qué le parece Trump? ¿Cuál es su relación con él?
R. Es el presidente de Estados Unidos y más allá de las diferencias ideológicas y políticas, que son palmarias y evidentes, yo lo que quiero es tener las mejores relaciones desde el punto de vista institucional, económico, social. Son muchas las inversiones españolas que están contribuyendo al desarrollo económico de Estados Unidos.
P. En la cumbre de la OTAN usted se plantó en el 2,1% del PIB para cumplir las obligaciones militares. Otros firmaron un 5%. ¿No cree que ese 2,1 genera recelo en los países que están más cerca de la guerra, como Polonia o los bálticos?
R. Esos países saben que España está presente. El despliegue de las fuerzas armadas españolas en el flanco este europeo y, por tanto, en la protección de Bulgaria, Rumania, Lituania, Estonia… , afectados por el neoimperialismo de Putin, es la mejor prueba de que España es un país confiable desde el punto de vista de la Alianza Atlántica y desde el punto de vista de las capacidades. Tengo una discrepancia de fondo y es que creo que los compromisos de los aliados no se miden tanto en términos de PIB, sino en términos de capacidades y esas capacidades España las cumple en su totalidad.
P. ¿Tiene sentido un 5% del PIB en defensa cuando no se llega al 5% en educación?
R. ¿Qué mundo queremos dejarles a nuestros jóvenes cuando tengan nuestra edad? ¿Un mundo en el que el presupuesto de los países europeos sea del 5% en defensa? Tenemos que hacer un trabajo diplomático para que en 2035 no tengamos una Europa armada hasta los dientes, sino solidaria y garante de la legalidad internacional. Pero tampoco podemos ser ingenuos. La realidad geopolítica está cambiando. Si Europa si quiere ganar autonomía, tendremos que aumentar nuestro presupuesto en defensa y en seguridad. La oposición me critica por cumplir con un compromiso que yo no asumí, que se cerró en 2014, que es el 2% y que yo he llevado a efecto.
Somos pragmáticos con la energía nuclear. Si garantizan la seguridad y no piden que lo paguemos con impuestos, estamos dispuestos a estudiar la propuesta”
P. La energía nuclear está ganando puntos últimamente en el debate de la reducción de las emisiones. ¿Es usted partidario de prorrogar la vida de las centrales nucleares?
R. La apuesta de España son las energías renovables. Su desarrollo nos ha permitido no solamente hacer que crezcamos y reduzcamos los gases de efecto invernadero sino que hemos también logrado que el precio de la electricidad haya caído un 50% respecto a 2017. Eso nos hace más competitivos y nos sirve para atraer inversiones. Lo que tenemos que hacer es cambiar la forma en la que se conforman los precios de la electricidad a nivel europeo. Y luego, en relación con la energía nuclear, el Gobierno de España, no tiene una posición en absoluto dogmática, sino pragmática. ¿A qué me refiero? A que si las propietarias de las centrales nucleares garantizan la seguridad de los territorios y de la provisión energética, y no nos piden a los españoles que paguemos más impuestos para ellos hacer caja, pues estamos dispuestos a estudiar cuál es su alternativa, cuál es su propuesta. Pero tienen que cumplir con esas tres exigencias que, a mi juicio, son de puro sentido común.
P. ¿Qué piensa de lo que está saliendo de las memorias del rey Juan Carlos? ¿Debería volver a España para sus últimos años?
R. Todavía no he leído el libro. Pero también le diré que no va a ser uno de los que recomiende para estas Navidades, visto lo visto. La actual jefatura del Estado hace una labor encomiable. Responderé algunas de las cosas que, en fin, me han dejado sorprendido, sobre quién trajo o no trajo la democracia. La democracia no cayó del cielo; fue fruto de la lucha de los españoles y españolas, de la gente de a pie, de los peatones de la historia, que decía Vázquez Montalbán.
Fuente EL PAÍS
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