La Comisión de la Verdad es una necesidad
¿Justicia sana o podrida?
El jueves 4 de abril, de este mismo año, hace apenas un mes y tres días, fue vilmente asesinado, de un disparo por la espalda, el activista de los derechos humanos Kelvin Valerio.
Su verdugo, desde el mismo momento en que Kelvin Valero resultó herido, fue identificado como el alegado microtraficante y pandillero, Elvin de los Santos, residente en el sector de Los Frailes, municipio Santo Domingo Este.
Según los vecinos Kelvin, este defensor de los derechos humanos resultó herido, tras visitar a Elvin, y a varios integrantes de su pandilla, que le devolvieran un celular robado a una jovencita del barrio.
Tras dar la espalda, sonó un disparó que impactó a Kelvin por la espalda, y que horas después, puso fin a su vida.
Los otros atracadores y narcos, supuestamente son Luis Miguel Ortiz (El chino), Pedro Luis de la Rosa y un tal Alex «Quirikí».
Elvin de los Santos fue investigado, y su caso lo condujo el fiscal Jelvis Tapia, el juez de la Instrucción se conoce, debido a que a la familia de Kelvin no se le notificó nada. Es decir, todo se hizo rápido y «a escondidas».
Hoy un vulgar asesino está en la calle por una «garantía económica».
¿Cuál es el arraigo económico de un individuo, identificado en su barrio como atracador, narco y asesino?
Así anda nuestra ¿justicia? y nosotros preguntamos, ¿cuánto vale un ciudadano para la “justicia” de nuestro país?
Kelvin fue un padre ejemplar, activista de los derechos humanos y dirigente comunitario.
Sabíamos, por otros casos, que la credibilidad de la «Justicia», en Santo Domingo Este, era cuestionada, pero jamás, tan podrida, para poner en libertad a un criminal convicto, confesó y cobarde.
La Suprema Corte de Justicia y la Procuraduría General de la República tienen ahora la palabra.
Nosotros debemos estar prestos a realizar todas las acciones necesarias para denunciar esta barbaridad jurídica y lograr justicia con nuestro hermano Kelvin Valerio.