La escuelita del PRM
Testigo del tiempo
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Por J.C. Malone
Decididos a retener el poder en las elecciones del 2028, varios aspirantes presidenciales dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM) organizaron un “Taller de Estrategia PRM”, en Jarabacoa. Ahí, instructores les dieron técnicas, tácticas y estrategias para alcanzar sus objetivos en las próximas elecciones.
Al terminar, hicieron un video de un minuto y 36 segundos ciertamente parecían niños recitando un poema en su graduación de “ya se leer”. Como si fueran 16 “estudiantes sobresalientes”, dirigentes del PRM recitaban versos o fragmentos, o algunas palabras de un verso, y lo colgaron en su cuenta oficial de X.
Recitaron poemas propios de la oposición, pero “están en el gobierno”, presentaron las cosas que quieren hacer, no las que han hecho.
Inició la vicepresidenta Raquel Peña, hablando de que en el PRM están “orgullosos”, pero el orgullo no es una virtud, está entre los pecados capitales.
Con cinco años gobernando, Peña dijo que quiere “poder ofrecer un mejor país y calidad de vida a los dominicanos y dominicanas”. Siguieron otros 15 “estudiantes sobresalientes”, recitando los versos y promesas que aprendieron.
Yayo Sanz Lovatón dijo que el futuro require estudiar los cambios tecnológicos y sociales”, no los estudiaron antes, ni durante el gobierno.
Después, 14 declamadores y declamadoras hablaron de “unidad, cohesión y transparencia”, pero faltaron varios aspirantes presidenciales. Quizá predicaban la unidad de Peña, Lovatón y Deligne Sensión, contra los aspirantes ausentes.
Pedir unidad y cohesión es confesar división; quienes están unidos, no piden “unidad”.
No estaban todos los aspirantes presidenciales, quizá el grupismo perredeísta infectó al PRM.
Quien busca renovar un contrato, como el PRM, suele citar logros, quiere terminar algo iniciado, o replicar lo bien hecho. Cinco años después, el PRM no muestra realizaciones.
La campaña se hace en versos poéticos, pero se gobierna en prosa real, ese es su problema, faltan tres años, que prometen ser largos y difíciles.
Se aprendieron la clase, recitaron muy bien los versos, pero ya demostraron que no saben cómo aplicarlos a la realidad, la escuelitas políticas no enseñan eso.
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