¿Qué daños hemos hecho a la naturaleza, que nos golpea sin piedad?
Esta fue la expresión de una dama a un periodista.
Y es que en la tragedia en Nueva Guinea, tras una avalancha, más de 2.000 personas quedaron sepultadas.
En Papúa, se habría producido la erosión del suelo, facilitando así que la avalancha, sepultara vidas y propiedades en su trayecto, sembrando muertes.
Al tratarse de una pequeña localidad, ubicada al Norte de Papúa, Nueva Guinea, el rescate de posibles sobrevivientes de la gran tragedia de la naturaleza, hace más difícil la labor de los rescatistas, precisan las autoridades.
Se hizo saber a periodistas de una agencia Española, que en las proximidades donde la avalancha produjo el desastres, existe una mina de oro, que no fue afectada por la tragedia.
Obviamente, se explicó a otra señora, que “todos estamos en oración, pero dicen por ahí, no basta rezar».
Como suele suceder, niños, mujeres y personas de la tercera edad, encabezan el listado potencial de los más afectados.
UNICEF se estaría moviendo para el envío de ayudas de emergencia, sin embargo, aún en Guinea carecen de una estadística de las víctimas de dicha avalancha.