Lo que le pasó a Santa, en un simple minuto

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!EL ÚLTIMO DESEO!

Una experiencia muy triste vivió un hombre de 60 años, que trabaja como Santa Claus visitando a los niños enfermos en los hospitales. Desde el Estrado lo tomó de la popular red social FACEBOOK, publicado por la usuaria Paula Lora.

Eric un hombre de 60 años quien es el vivo retrato de papá Noel, tristemente vio morir en sus propios brazos a un niño de tan solo 5 años de edad.

Como de costumbre una enfermera le llamó de urgencia para que fuera a visitar al pequeño, por lo que Eric no dudo ni un segundo en llevarle una sonrisa al niño.

El relato, a fuego lento, es triste y a la vez, según Desde el Estrado, reconfortante, porque el bebé lo logró, logró su deseo. Pero para el actor fue muy duro.

«Mi teléfono sonó… Del otro lado de la línea era una enfermera que conozco, ella trabaja en un hospital, me comentó que había un niño de 5 años, que estaba muy enfermo y su mayor deseo era conocer a Santa Claus», comentó.

Después de la llamada, le dijo a la enfermera que iría apenas se pusiera el vestuario de Santa, pero la enfermera le contestó que no era necesario: «Simplemente ponte los lentes y tus tirantes y ven de inmediato… No tenemos más tiempo», dijo la enfermera.

«El pequeñín estaba muy débil, se veía como si ya estuviera listo para dormir eternamente, me vio y sonrió, yo me senté en la orilla de su cama y le dije:

¿Acaso escuché que te vas a perder la Navidad?… ¿sabes una cosa?, ¡Eres muy especial, por eso papá Dios te necesita, entonces el niño iluminó su rostro y me preguntó ‘¿De verdad?»

«Luego, le di el regalo, era un juguete , lo abrió con mucho esfuerzo mientras en su carita se formaba una sonrisa, luego se incorporó para darme un gran abrazo».

«Dicen que me voy a morir, ¿Cómo sabré a dónde voy cuando llegue?», preguntó el niño a Santa, a lo que respondió: «Cuando llegues, tu les dices que eres el duende número uno de Santa y vas a entrar de inmediato».

En el abrazo e intercambio de palabras, el niño falleció, los padres veían la escena desde afuera de la sala, en ese momento la madre del niño entró corriendo mientras gritaba: «No, no, Díos mío, todavía no».

«Le entregué a su hijo y me fui de inmediato. Me afectó tanto que me cuestioné si debía volver a interpretar a Santa Claus». Días después, volví, porque entendí, que regalar un minuto de felicidad, podría cambiar una vida entera.

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