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Los presidenciables del PLD

Por Alberto Quezada

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) enfrenta un momento decisivo en su intento por recuperar el poder en 2028.

La organización, marcada por una fuerte estructura territorial pero también por un desgaste de imagen tras años de gestión gubernamental, se encuentra ante el desafío de redefinir su identidad política.

En este contexto, figuras como Francisco Javier García, Abel Martínez, Francisco Domínguez Brito y Charlie Mariotti representan distintas rutas para reposicionar al partido ante una ciudadanía cada vez más exigente y escéptica.

Francisco Javier García encarna la experiencia y la disciplina partidaria. Su larga trayectoria como ministro y estratega electoral lo hace un cuadro con conocimiento profundo del aparato político y mediático del país.

Sin embargo, su principal obstáculo es simbólico: carga el peso del pasado peledeísta y la percepción de “continuismo”.

Para conectar con nuevos votantes, necesita construir un relato de renovación y eficiencia, desmarcándose de prácticas clientelares y proponiendo reformas estructurales que hablen de transparencia y crecimiento inclusivo.

Su reto es convencer de que el PLD puede volver al poder sin repetir los errores que llevaron a su salida.

Por su parte, Abel Martínez representa la figura de mayor visibilidad y empuje popular dentro del partido. Su estilo combativo, discurso directo y cercanía con las bases les otorgan una ventaja emocional frente a sus competidores.

No obstante, su liderazgo es polarizante: despierta entusiasmo entre simpatizantes, pero genera resistencia entre sectores internos que lo perciben como personalista. Para ser viable en 2028, Abel debe demostrar capacidad de articulación política más allá del aparato peledeísta tradicional, atrayendo a jóvenes y clases medias urbanas con un mensaje de modernización, seguridad y empleo.

Francisco Domínguez Brito, en cambio, apuesta por la integridad institucional y el perfil técnico.

Su discurso centrado en ética y transparencia es atractivo para votantes racionales y moderados, pero carece aún de fuerza emocional y visibilidad mediática. En un escenario de competencia intensa, su desafío es transformar su reputación de funcionario serio en una propuesta política que genere entusiasmo y movilización.

Finalmente, Charlie Mariotti, exsenador y exsecretario general del PLD, aporta conocimiento organizativo y discurso conciliador. Su perfil lo posiciona como figura de equilibrio en medio de las tensiones internas, aunque su imagen pública es menos potente. Su desafío es proyectar liderazgo de Estado y no solo institucional, demostrando que puede trascender la burocracia partidaria para representar al ciudadano común.

En conjunto, los aspirantes reflejan un dilema central del PLD: cómo reconciliar renovación con experiencia. Si el partido no logra unificar liderazgo y construir una narrativa creíble de cambio responsable, sus divisiones internas y el desgaste histórico podrían impedir su retorno al poder. La clave será quién logre conectar credibilidad técnica, emoción popular y una visión moderna de país.

El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo. quezada, alberto218@gmail.com

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