El gobierno de Francia en picada baja

Bayrou pierde la moción de confianza y el paÃs vuelve a la parálisis polÃtica con Macron señalado
El primer ministro pierde la votación y sitúa de nuevo al presidente entre intentar un nuevo nombre o adelantar elecciones
Francia vuelve por enésima vez a la casilla de salida después de que este lunes el hasta ahora primer ministro, François Bayrou, perdiera la moción de confianza a la que fue sometido su Gobierno en la Asamblea Nacional. La votación se saldó con 364 diputados en contra de darle el respaldo y solo 194 apoyos. Ahora el presidente, Emmanuel Macron, tendrá que buscar un nuevo nombre para el cargo o bien convocar unas elecciones legislativas anticipadas. Este Ejecutivo ha durado nueve meses, no mucho más de lo que aguantó el anterior, liderado por Michel Barnier, que cayó después de noventa dÃas.
Desde el inicio de su mandato, Bayrou afirmó que reducir el déficit y la deuda públicos era, no solo una obligación polÃtica, sino también moral. En enero de 2025, su Gobierno apeló al artÃculo 49.3 de la Constitución para aprobar el Presupuesto sin votación parlamentaria, enfrentándose a crÃticas y varias mociones de censura impulsadas por la izquierda. Bayrou también abrió la puerta a renegociar la reforma de las pensiones de 2023, condicionando su permanencia a un acuerdo con los agentes sociales, y prometió repensar las polÃticas de vivienda. Nada de eso ha cumplido y se ha convertido en un conejillo de indias de Macron, que parece dispuesto a probar las costuras del sistema galo.
Ya en verano se empezó a prever lo que podÃa pasar. Bayrou presentó un plan de austeridad para 2026 con recortes de hasta 44.000 millones de euros, incluyendo la supresión de dos dÃas festivos (8 de mayo y Lunes de Pascua), la congelación de pensiones y recortes en inversiones verdes, lo que generó un fuerte rechazo social y sindical y desembocó en la creación del movimientoBloqueemos todo, convocado precisamente para esta semana. La cuestión de confianza, de hecho, se fijó para este lunes como paso previo a calmar los ánimos de los ciudadanos; pero ha acabado siendo la estocada para un polÃtico que ya veÃa su caÃda como un hecho sin vuelta atrás.
En su exposición desde la tribuna, que duró unos 45 minutos, y ya derrotado de antemano, Bayrou aseguró que el mayor riesgo que corre Francia ahora mismo es «seguir sin cambiar nada», porque la crisis que atraviesa el paÃs tiene pocos precedentes. «He elegido dirigirme a ustedes como si el destino no estuviese escrito, como si la respuesta de la Asamblea Nacional no hubiese sido anunciada por todos», reconoció, dando por sentada su caÃda.
Pero que los números no le dieran no impidió que lanzase un diagnóstico muy negativo de la Francia actual. «Es una hemorragia silenciosa, insoportable», espetó a los diputados, consciente desde el minuto cero de que tenÃa a la mayorÃa en su contra. Además, afeó que el paÃs lleva años con una «adicción» al gasto público que tiene que resolver. «Gastamos, pero nunca retrocedemos. Se ha convertido en un reflejo y, peor aún, en una adicción. Nos hemos acostumbrado a financiar con crédito los gastos ordinarios del paÃs, los gastos de nuestra vida diaria, los servicios públicos, las pensiones y el pago de las cotizaciones a la seguridad social», lamentó.
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Bayrou, que reconoció que su plan requiere de «esfuerzos moderados», aspiraba a que Francia reduzca el nivel del déficit público al 3% en el año 2029, «el umbral a partir del cual la deuda ya no aumenta» y, entonces, el paÃs puede aprovechar todo su potencial. Ahora mismo el paÃs galo es a sus ojos «una magnÃfica catedral que hay que reconstruir para un pueblo que lo merece»; asimismo, muchas voces dan por hecho que si Francia ‘cae’, el efecto contagio se sentirá en toda la Unión Europea.
Para Bayrou, la situación está a tiempo de reconducirse, con el objetivo, sobre todo, dijo, de dejar un paÃs mejor «a nuestros hijos». Pero dejó claro que llega el momento de tomar decisiones, sin tiempo que perder. Por eso defendió su plan de ajuste. «No es solo una cuestión polÃtica, sino una cuestión histórica. Las cuestiones polÃticas son para las próximas elecciones, las históricas para la próxima generación«, concluyó, antes de avisar de nuevo a los diputados: «Pueden tumbar un Gobierno, pero no pueden borrar la realidad».
En los turnos de los partidos, los socialistas (PS) pidieron a Macron liderar el nuevo Gobierno. «Estamos listos, que venga a buscarnos», expresó en su turno Boris Vallaud, muy crÃtico también con Bayrou. «Este voto no es un acto de valentÃa, es una escapada», reiteró. Frente a los planes presupuestarios del hasta ahora primer ministro, que a su juicio añadirÃan «crisis a la crisis», señaló que los socialistas proponen «otro camino» que supone también «reducir el déficit y la deuda» pero con otra sensibilidad social, mirando hacia la izquierda y reconociendo que hay ciudadanos en Francia «que no pueden esperar a las próximas elecciones».
El mensaje más duro fue el de Marine Le Pen. La presidenta de Agrupación Nacional (RN) repitió que Francia «no puede tener un Gobierno de papel» y cargó todas las culpas sobre Macron, al que reclamó unas nuevas legislativas para salir del bloqueo polÃtico. «La verdadera reconstrucción serÃa la dimisión del presidente, pero es algo que depende de él y yo no espero de nada de él», asumió, por lo que una repetición electoral es para ella la única salida que tiene el paÃs ahora mismo: «Son un instrumento, no un capricho».
Desde Francia Insumisa llegaron también los reproches. Rotunda fue en su intervención Mathilde Panot. «No se equivoque, no solo usted debe ser derrotado, sino también su polÃtica y el mundo que defiende», apuntó el lÃder rebelde, antes de añadir: «Señor primer ministro, solo dejará atrás el riesgo de una crisis financiera si deja de agitar constantemente su espectro». Asimismo, acusó a la alianza que ha sostenido a Bayrou de tratar de «destruir» las polÃticas sociales, y fue contra el presidente: «Todos los que tratan de sostenerle caerán con él».
La voz del ‘macronismo’ la puso el ex primer ministro Gabriel Attal, que hizo una llamada «a la responsabilidad» porque se han acabado «los tiempos de las mayorÃas absolutas», dijo, y dio su apoyo a Bayrou, pero también al presidente. «No puede haber lÃneas rojas», esgrimió, al tiempo que pedÃa «apostar por el diálogo». Attal, en ese punto, propuso un acuerdo de interés general para los próximos dieciocho meses, antes de las elecciones presidenciales de 2027. «Durante dieciocho meses, busquemos un pacto en torno a una hoja de ruta especÃfica que puedan apoyar todas las fuerzas republicanas», sentenció.
El anterior Gobierno, el de Michel Barnier, no llegó a los tres meses de duración; el de François Bayrou ha durado unos nueve. Francia ya no es sÃmbolo de estabilidad, sino de todo lo contrario. Mientras, la economÃa se resiente y la siguiente decisión está en manos de quien ha tomado las anteriores, el principal señalado por la inmensa mayorÃa de los grupos polÃticos: Emmanuel Macron. De hecho, la Presidencia francesa ya ha informado de que el mandatario nobrará «en los próximos dÃas» al nuevo primer ministro. Por el momento, se descarta convocar elecciones anticipadas, tal y como solicitaba la ultraderecha.
Fuente: 20 Minutos
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