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Política Migratoria

Por Manuel Hernández Villeta/A Pleno Sol

A través del Consejo Económico y Social se fijará la nueva política migratoria de la República Dominicana. Las discusiones llegaron a su fin y ahora se trata de preparar un documento que sea aceptado por todas las partes.

De seguro que habrá puntos encontrados y señalamientos que serán imposible de coordinar. Podrían surgir las rivalidades partidistas que están al rojo vivo.

Por sentimientos patrióticos, la declaración final del CES tiene que ser unitaria, y buscar una posición de consenso. Uno solo que no esté de acuerdo con el documento final empañaría las conversaciones.

Sentar en una misma mesa al presidente Luis Abinader y a los expresidentes Hipólito Mejía, Danilo Medina y Leonel Fernández ha sido un gran logro, y más si los temas tienen un tinte patriótico.

En el documento que salga del CES se debe fijar una posición clara sobre la permanencia en el país de los indocumentados, y la posición de los dominicanos en torno a la guerra civil de baja intensidad en Haití.

De forma unitaria se debe rechazar la entrega de permisos temporales, para braceros y obreros en las agroindustrias y en la construcción. Validar por tiempo de zafra a indocumentados, sería darle un premio permanente.

Si ahora mismo es difícil, casi imposible, deportar a todos los indocumentados, y cerrar la frontera para los ilegales, no se puede pensar en los permisos temporales.

Cambiaría todo el panorama migratorio nacional, y se daría categoría de legalidad a lo que ahora se persigue. Bajo ninguna circunstancia se deben otorgar esos permisos, que crearían mayores problemas.

Hay que fijar posiciones contundentes en torno a las parturientas haitianas y su estatus, que pone en peligro la asistencia en las maternidades del Estado, llegando, inclusive, a peligrar la atención de las dominicanas.

Ya existe un protocolo que parcialmente se ha ido aplicando, que es el de brindar asistencia a las haitianas y cuando dan a luz proceder a su inmediata deportación. Lo ideal sería que esas embarazadas no puedan llegar al país, en su calidad de indocumentadas.

Un tema palpitante es la situación de los haitianos nacidos en la República Dominicana, pero hijos de padres ilegales. Estos son haitianos y su permanencia en el país los hace caer en el renglón de los indocumentados. Tampoco se debe dejar en el aire la posición dominicana sobre la ingobernabilidad haitiana.

Un gran compromiso tiene el CES por delante, en la difícil tarea de lograr parir un documento de consenso que sea aceptado por todos los dominicanos. El sentimiento patriótico se debe imponer.

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