Por Moris Beracha Wuani
Donald Trump aún no ha asumido oficialmente la presidencia de los Estados Unidos, pero ya se perciben vientos de cambio en la geopolítica global. Con su llegada al poder, la comunidad internacional comienza a respirar un aire de calma que contrasta notablemente con la turbulencia de años anteriores. Sin embargo, la narrativa dominante en la mayor parte de los medios de comunicación sigue siendo crítica y escéptica, desdibujando la realidad de un potencial nuevo camino para la política y la economía mundial.
Uno de los anuncios más impactantes de Trump, en el marco de su futura administración, es la creación del Departamento de Eficiencia del Gobierno (DOGE). Este organismo, diseñado para optimizar la administración pública, está dirigido por prominentes empresarios como Elon Musk y Vivek Ramaswany lo que ha sorprendido y entusiasmado a muchos observadores. La inclusión de figuras con una trayectoria innovadora en el sector privado indica un enfoque pragmático y audaz hacia la gobernanza, buscando no solo eficientizar el gasto público, sino también inyectar una mentalidad empresarial en el funcionamiento del gobierno.
A pesar de estas propuestas ambiciosas, los medios han mantenido un enfoque crítico, frecuentemente caricaturizando tanto a Trump como a Musk. Se han publicado artículos que intentan sembrar el temor sobre un posible conflicto de intereses entre ambos, obviando la posibilidad de una colaboración fructífera que podría beneficiar tanto a la economía estadounidense como a la comunidad internacional. Este sesgo mediático genera un ambiente de desconfianza, pareciera que muchos prefieren un relato de confrontación en lugar de uno de cooperación.
Sin embargo, los candidatos seleccionados para formar parte del gabinete de Trump reflejan un lujo de talento y compromiso con la nueva realidad del mundo. En tiempos donde la incertidumbre parece ser la norma, contar con expertos y líderes de pensamiento que no solo comprendan el contexto actual, sino que también estén dispuestos a innovar y experimentar, es un alivio necesario. Esta visión de “Hacer América Grande de Nuevo” va más allá de slogans; es un llamado a la acción que busca realinear la posición de Estados Unidos en el escenario global.
A medida que Trump continúa preparando su equipo y anunciando políticas, surgen preguntas sobre el verdadero impacto de su liderazgo en la política internacional. ¿Podrá Estados Unidos reconducir su papel como líder mundial? ¿Estaremos presenciando el inicio de una era de colaboración entre el gobierno y el sector privado que transforme cómo operan ambos? Con un enfoque en la eficiencia y la innovación, la nueva administración podría reconfigurar no solo las políticas nacionales, sino también las dinámicas geopolíticas, abriendo puertas a nuevas alianzas y oportunidades.
En resumen , aunque la gran mayoría de los medios insisten en mantener una narrativa desalentadora en torno a Trump, el mundo observa expectante. Las propuestas y los movimientos estratégicos dentro de su próximo gobierno ofrecen una hoja de ruta diferente, que podría conducir a un período de estabilidad y prosperidad. El tiempo dirá si estos ideales se convierten en realidad, pero lo cierto es que el escenario está montado para un nuevo capítulo en la historia de la política estadounidense y su relación con el resto del mundo. La esperanza está en que la narrativa también evolucione, dando paso a una recepción más equilibrada de estos cambios y sus potenciales beneficios.