
La tragedia de la madrugada del martes 8 de abril enlutó a todos los domingos.
Familiares, amigos y todo el pueblo sufrió por nuestras víctimas (fallecidos, heridos y traumatizados).
Nuestro pueblo demostró un torrente de solidaridad, amor, cariño y hermandad con los más afectados.
Ante grandes problemas nos levantamos con más vigor y energía.
Voluntarios, rescatistas, bomberos, médicos, patólogos, Defensa Civil, COE, policías, militares, donantes de sangre, donantes de agua, alimentos, entre otros, fue el mar de solidaridad y amor humano lo que brotó de manera natural de nuestro pueblo.
Hoy ese mismo pueblo, amoroso y solidario tiene en su corazón la decisión de que se aplique justicia.
Espera una investigación honesta, seria, responsable y a tiempo para que la Justicia garante del Estado de derecho, ejerza su función sancionadora contra, quienes burlan la ley.
No importa las presiones de sectores de poder, porque el verdadero poder lo tiene el pueblo y este arrasará a los que se opongan a la verdadera justicia.