Arabia Saudà decapita en Riad a Turki al Yaser, periodista crÃtico con el régimen de Mohamed bin Salman

El Ministerio del Interior saudà anunció el pasado sábado la ejecución del periodista Turki al Yaser, condenado por cargos de «alta traición» tras ser acusado de comunicarse y conspirar con elementos externos contra la seguridad del Estado. La ejecución, llevada a cabo en la capital, Riad, marca un nuevo capÃtulo en la represión de la disidencia por parte del reino saudÃ, que ya ha sido objeto de reiteradas denuncias internacionales por violaciones a la libertad de expresión.
Según la declaración oficial, Al Yaser fue condenado por «actos que atentan contra la seguridad nacional y la estabilidad del reino». Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y fuentes cercanas a la disidencia saudà afirman que su único «delito» fue expresar opiniones crÃticas con el régimen, tanto a través de redes sociales como desde su blog independiente Al Mashad al Saudi (La Escena SaudÃ), que abordaba temas sensibles como la situación de los derechos de las mujeres en el paÃs y el conflicto palestino.
Turki al Yaser tenÃa aproximadamente 40 años y llevaba siete años detenido, desde 2018, cuando fue arrestado en el marco de una amplia campaña de silenciamiento de voces crÃticas. Según el diario británico The Guardian, su detención se produjo después de que las autoridades saudÃes lo identificaran como el autor de una cuenta anónima en Twitter –hoy X– que gozaba de gran seguimiento y que habÃa señalado públicamente a miembros de la familia real por presunta corrupción y abusos a los derechos humanos.
Mediante decapitación
Disidentes entrevistados por The Guardian sostienen que Al Yaser fue torturado durante su encarcelamiento, práctica habitual, según denuncias recogidas por organizaciones como AmnistÃa Internacional o Human Rights Watch. La ejecución fue llevada a cabo mediante decapitación, el método habitual en Arabia SaudÃ, aunque no se han divulgado detalles especÃficos sobre el procedimiento ni sobre la fecha exacta en que tuvo lugar.
Un tuit publicado por Al Yaser en 2014 ha sido ampliamente recuperado tras conocerse la noticia de su ejecución: «El escritor árabe puede ser fácilmente asesinado por su gobierno con el pretexto de la seguridad nacional.» La frase, hoy profética, ha sido interpretada como una denuncia anticipada del destino que él mismo acabarÃa sufriendo.
Mohamed bin Salman
A diferencia de la muerte de Khashoggi, que provocó una fuerte respuesta internacional, la ejecución de Al Yaser ha pasado hasta ahora con una reacción internacional mucho más débil. Analistas coinciden en que, pese a los antecedentes, Arabia Saudà se ha beneficiado del progresivo restablecimiento de relaciones diplomáticas con las potencias occidentales, asà como de su papel geoestratégico como productor clave de petróleo y socio económico relevante en el Golfo.
«La ejecución de Turki al Yaser es una atrocidad»
Reporteros sin Fronteras, organización que ya habÃa denunciado la desaparición de Al Yaser en 2018, condenó enérgicamente la ejecución y recordó que Arabia Saudà sigue siendo uno de los paÃses más represivos del mundo para los periodistas. «La ejecución de Turki al Yaser es una atrocidad y una violación flagrante del derecho internacional. Este crimen no puede quedar impune», declaró en un comunicado.
A lo largo de los últimos años, el reino ha intensificado su ofensiva contra la disidencia, especialmente en redes sociales. Decenas de activistas, escritores y tuiteros han sido arrestados o condenados a penas severas por manifestarse públicamente contra decisiones gubernamentales o por promover ideas consideradas contrarias al orden establecido.
A pesar de los intentos del régimen saudà de proyectar una imagen de modernización bajo el plan Visión 2030, liderado por el prÃncipe heredero Mohamed bin Salman, el caso de Al Yaser evidencia la persistencia de prácticas autoritarias y el uso de la ley como herramienta de represión.
La ejecución de Turki al Yaser reaviva el debate sobre la impunidad en Arabia Saudà y la falta de consecuencias internacionales efectivas ante graves violaciones de derechos humanos. Para muchos observadores, este nuevo caso demuestra que, a pesar del discurso reformista promovido desde Riad, el control férreo sobre la libertad de expresión y el castigo a las voces crÃticas continúan siendo pilares centrales del sistema polÃtico saudÃ.
Mientras tanto, la comunidad internacional guarda silencio, y la voz de Turki al Yaser —como antes la de Khashoggi— se suma a la lista de periodistas silenciados por denunciar lo que otros prefieren callar.
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