Abril, 1965
Por Augusto Álvarez
En el abril insurrecto, a raíz de República Dominicana ser intervenida por segunda vez por tropas de Estados Unidos (1916 y 1965), en las frentes de los patriotas empezaron a brillar las estrellas, no sólo en las solapas de los chamacos y camisas de los oficiales que se casaban con la gloria, sino en los anónimos combatientes contra los invasores.
Desde el momento en que el pueblo, a pecho descubierto, frenó y destruyó los tanques de guerra en el puente Duarte, se inició la graduación de combatientes con estrellas en las frentes.
El arrojo de los que podríamos definir como participantes descalzos, tiñó de otro color la resistencia contra el invasor imperialista, que al observar cuasi destruido a su ejército y a sus generales formados en sus aulas, nos invadieron con sus marines un 28 de abril, como hoy, para evitar el colapso total de los suyos.
Sin embargo, ahí fue donde la puerca retorció el rabo, y entonces se organizó la resistencia, encabezada con los mejores conductores del proceso en defensa de la patria agredida.
El Francisco Alberto Caamaño se extendió en el tiempo. El súper hombre rana voló de la Zona Intramuros al corazón del Cibao, Santiago, donde el coronel Monte Arache elevó al máximo su estatura militar.
Fernández Domínguez, y qué rango dar a Ramón Pichirilo, a Barahona y al mecánico, que con su valor hizo temblar al invasor fusil en manos.
También debemos poner medallas de coronel a féminas que se lucieron en el combate al invasor.
Donde esté, admirado y recordado Cuco Valor, también Tony (Cambumbo) Echavarría y otros que se crecieron asumiendo la defensa de la patria agredida.
El coraje, el amor por la patria, la participación del Chino Aristy, al igual que otros que ahora están inscritos en el real libro de la historia, gritaron al invasor yanquis ¡go home, yanqui, no te queremos!
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