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El Poder Inconmensurable de la Mente en la Autocuración: Casos Reales Revelan la «Batería Ultrafísicada» del Cuerpo Humano

La medicina convencional podría estar subestimando el verdadero poder autocurativo del cuerpo humano, un concepto que integra ciencia, espiritualidad y conciencia, según expertos como Tito Figueroa. Se destaca que el cuerpo posee una «batería ultrasofisticada» capaz de resolver graves problemas de salud si se activa correctamente. Casos extraordinarios, como el de Anita Moorjani, quien superó un cáncer linfático terminal y una falla multiorgánica tras una experiencia cercana a la muerte y un «estado ampliado de conciencia», ilustran esta sorprendente capacidad.

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Anita Moorjani luchó durante casi cinco años contra un cáncer linfático agresivo, con tumores del tamaño de naranjas y limones esparcidos por sus canales linfáticos, llegando a un estado de desahucio y paliativos sistémicos donde la quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia habían fracasado. Tras entrar en coma por fallo multiorgánico y estar a punto de ser desconectada por petición familiar, ella experimentó un «estado ampliado de conciencia». En un sueño con su padre fallecido, comprendió que si decidía sanarse con determinación y autoridad, su cuerpo no tendría más remedio que hacerlo, ejerciendo lo que ella llamó «soberanía sobre su biología». Al despertar, para asombro de los médicos, y en los siguientes 30 días, todos sus tumores desaparecieron sin ninguna explicación médica lógica ni tratamiento adicional.

Este fenómeno, conocido como remisión espontánea, sugiere que el cuerpo puede activar sus propios mecanismos de supresión tumoral. Esto incluye procesos biológicos como la apoptosis (muerte celular selectiva en células cancerígenas), la producción de factor de necrosis tumoral, la interrupción de la angiogénesis (cortando el suministro de sangre, oxígeno y glucosa al tumor), y la acción de macrófagos y neutrófilos que reciclan las células degeneradas. La clave, según el experto, radica en la «certeza» y «convicción absoluta» que Anita demostró tras su experiencia. El biólogo molecular Bruce Lipton, en su libro «La biología de las creencias», ha demostrado contundentemente que cada certeza o creencia arraigada genera un factor desencadenante a nivel de neurotransmisores, químicos y, finalmente, una respuesta epigenética. De manera similar a cómo el estrés, el miedo, el agobio y el resentimiento pueden suprimir el sistema inmune y generar respuestas epigenéticas desfavorables, el entusiasmo, la felicidad y el éxtasis tienen el potencial de desencadenar respuestas fisiológicas, bioquímicas y epigenéticas en el sentido contrario, promoviendo la salud.

Tito Figueroa enfatiza que no es necesario llegar a situaciones límite, como el caso de Anita Moorjani, para activar este potencial, promoviendo una «soberanía biológica y epigenética» a través de la conciencia y ciertos hábitos diarios:

  • Optimización de Vitamina D y Exposición Solar: Mantener niveles óptimos de vitamina D, considerada más una hormona que una vitamina, es crucial debido a su vinculación con infinidad de procesos reguladores y la homeostasis del organismo. Su precursor natural en nuestro cuerpo es la energía solar, que se metaboliza a través de receptores en la piel mediante una exposición adecuada y gradual al sol.
  • Grounding (Conexión a Tierra): Estar en contacto descalzo con la Tierra (en un jardín, arena de playa) durante 30 a 40 minutos diarios permite al cuerpo absorber electrones libres del campo magnético del planeta. Esto ayuda a neutralizar los radicales libres que promueven el estrés oxidativo y la inflamación crónica, mejorando la conductividad eléctrica y la salud general.
  • Alimentación Natural y No Procesada: Se recomienda evitar la comida industrializada, ya que sus conformaciones moleculares sintéticas no son compatibles con el diseño genético humano. El consumo permanente de estas sustancias altera el sistema inmune, que se ve forzado a crear anticuerpos constantemente, lo que puede llevar a una desregulación, debilitamiento o confusión, impidiendo que el cuerpo resuelva anomalías o anomalías como un foco tumoral.
  • Activación del Sistema Nervioso Parasimpático (Método del Dr. Ángel Escudero): El Dr. Escudero demostró la existencia de la «psicoanalgesia volitiva», la capacidad de generar anestesia a voluntad. Esto se logra activando el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de la relajación, regeneración y curación. Signos de su activación incluyen la boca húmeda y la producción de saliva, ya que el nervio vago, que se activa en este estado, estimula las glándulas salivales. Métodos para inducirlo incluyen imaginar sabores ácidos (como limón), la respiración diafragmática profunda, o incluso soplarse el dedo pulgar, lo cual puede inducir bostezos y sensación de calma. Este predominio parasimpático ha demostrado prevenir infecciones postoperatorias y optimizar el sistema inmunitario.
  • Consciencia, Propósito y Trascendencia: Reconocerse como «más que un cuerpo», una «esencia que habita este avatar», y buscar un propósito de vida que resuene dinámicamente con uno mismo, genera un entusiasmo espontáneo. Este entusiasmo, cuyo término griego Enteus significa «Dios en ti», es una «energía imbatible» que tiene un impacto bioquímico, fisiológico y epigenético profundo en el cuerpo.

La forma en que se comunica un diagnóstico médico tiene un impacto epigenético profundo en el paciente. Se sugiere que los profesionales de la salud adopten una comunicación más empática, compartiendo casos de remisiones espontáneas documentados en bases de datos científicas como PubMed, para brindar una «noticia buena» que atenúe la «condena» de un diagnóstico terminal y genere esperanza, lo cual impacta fisiológicamente de forma positiva. La clave para la evolución personal y la salud es cuestionar las creencias, incluso las propias, y «dar cabida» a nueva información, expandiendo el «sistema reticular ascendente» (nuestro filtro de la realidad) y superando el dogmatismo. Este ejercicio de madurez permite ver más allá de los sesgos y descubrir atributos propios que antes eran invisibles.

Tito Figueroa, quien se define como un «libre pensador», invita a todos a explorar y comprobar el potencial autocurativo intrínseco del cuerpo, ejerciendo soberanía sobre la propia biología. Sostiene que este es un «asignatura pendiente» tanto para los individuos como para la industria, con la esperanza de que alcanzar una «masa crítica» de conocimiento obligue a la ciencia oficial a reconocer y profundizar en este inconmensurable poder que reside en cada ser humano.

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