Nuestras tormentas personales

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  AYUDAME A SALVAR UNA VIDA  

REFLEXIONES…


Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Existen todas clases de personas, sencillas, humildes, bondadosas, de buen corazón, muy creídas, envidiosas, vanidosas y arrogantes, con mal corazón, son los dos extremos, uno de los dos está actuando conforme a los designios de Dios.

Leyendo hoy a Job 38, frente a aquella tormenta del mar, me impresionó aquella frase: “Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas”, reconociendo una vez más cómo para Dios nada es imposible y siempre triunfa el bien, debemos por tanto abandonar esas actitudes de arrogantes, que tantas personas asumen en ocasiones por sus posiciones, no recordando que en la vida todo es pasajero.

La suerte es que la misericordia de Dios es eterna, tal como nos dice el salmo 106  y debemos darle gracias por eso, ojalá aprendamos a ser humildes y a suplicarle y gritarle en nuestros momentos de angustia para que veamos las maravillas que Él puede hacer por nosotros.

Víctor Martinez te da un fiel testimonio de cómo Él nos conduce a puerto seguro, cómo nos arranca de la tribulación, y momentos de angustia y cómo aplaca las tormentas de nuestras vidas.

Es esta la única forma de dejar atrás lo viejo de nuestra vida y convertirnos en nueva criatura, como nos dice San Pablo.

¿Quién de nosotros no ha tenido momentos de grandes tempestades en nuestras vidas en los que nos hemos llenado de temor, miedo y nos vemos como perdidos? (San Marcos 4)

Sin embargo, los que tenemos fe hemos visto como Dios es capaz de despejarlo todo, calmar las tempestades y devolvernos nuestra paz.

El mar sobre el que navega nuestra barca personal es la historia. A veces tan desconcertante. Experimentamos la vida, con la que se va fraguando la historia, amasada de múltiples experiencias, sentimientos y sensaciones; también de temores e inseguridades de diversa índole.

A veces soplan vientos recios de belicismos preocupantes, de violencias crueles e incontroladas; nos habita la sensación de la inseguridad, sentimos el abatimiento que provoca la percepción de horizontes oscuros de futuro que se ciernen sobre nosotros.

El desvalimiento que la enfermedad conlleva cuando invade nuestra vida, y fácilmente nos sentimos habitados por diversos temores que se despiertan en nosotros.

Los fracasos, los desamores, las soledades amargas son también parte de esta mar de fondo que encrespa las olas sobre las que avanza la barquichuela de nuestra vida.

En medio de todo ello, de los temores que éstas y otras realidades nos puedan generar, ¡la palabra del Señor cobra tanta fuerza! “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?”.

No tengas miedo, te invito a compartir con nosotros nuestra Gran Conferencia Dios esta en todas partes, que te llenará de gozo, de fe, de paz y fortaleza espiritual.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias a la Fundación Farach.

Hasta la próxima.

Publicidad Leonardo Castillo