

Por Manuel Hernández Villeta/A Pleno Sol
El caos en el transporte-transito, tiene que ser enfrentado con medidas radicales y de no complacencia. Se piensa que los carros de concho y los autobuses colectivo tienen licencia para hacer lo que les venga en gana. Está también la impertinencia de los conductores en sus vehículos privados.
Parecería que la consigna es quien tiene la osadía de violar las leyes tránsito y seguir sin sanciones. Todo lo relativo al transporte, en especial en Santo Domingo, tiene que ser corregido de raíz, y las sanciones se deben aplicar sin atropellos, sin abusos, pero cumpliendo con la ley.
En muchas ocasiones da la impresión de que los conductores están por encima de las ordenanzas, y se ríen de las multas, o las observaciones de los uniformados en servicio.
De ahí que es altamente positiva la medida mediante la cual se va a escalonar el horario de los empleados públicos, comenzando la primera tanda a las 7 de la mañana y la segunda, media hora después.
Esa decisión tiene que ser aplaudida y apoyada, porque se puede convertir en el necesario control de un tránsito que es infernal y que mantiene la tensión a tiempo completo de los ciudadanos.
Sin embargo, hay que hacer algunas precisiones. Lo primero es tomar esto como un plan piloto y ver el efecto que surte en la disminución de los tapones, y el respeto a las ordenanzas.
De entrada, hay muy poca diferencia en el horario de entrada a las siete, y el de las siete y media. Antes de que la resolución entre en vigencia se podría establecer por lo menos una hora de diferencia.
Personas que utilizan a diario los puentes del Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo dicen que se levantan a las cinco de la mañana, para llegar al trabajo alrededor de las ocho.
El que no cruza los puentes antes de las siete de la mañana tiene que sufrir tapones de más de una hora para llegar a su destino. El enfoque y la mediación tiene que ser en el sentido de hasta donde sería operativo el cambio de horario de los empleados públicos.
El caos podría seguir si no se toma la medida en coordinación con el sector privado. La casi totalidad de las empresas abren sus puertas a las ocho de la mañana. Los colegios también inician su tarea laborar poco antes de las ocho.
La solución tiene que ser global y no individual. Ahora toca a todos los sectores tomar las medidas y los sacrificios para controlar el tránsito.
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