El golpe de pandilleros en Haití a un orfanato, y la muerte de tres misioneros, podría ser el inicio de la extinción de los grupos armados en esa nación, que vive sus peores momentos de los últimos años.
Bastaría con dar una mirada al retrovisor político, y en especial, al tipo de respuesta del Tío Sam, y se podrá comprender el por qué nos referimos a la extinción de las principales bandas haitianas.
Anteriormente, otro grupo vinculado a religiones de Estados Unidos, fue secuestrado y hasta rescate pagaron para poder regresar a Norteamérica.
¿Se frenará Washington a la hora de sacar de circulación a ejecutores de un grupo religioso vinculado, uno de ellos ligado a un congresista norteamericano?
Recuerdan el caso de David Koresh, en Waco, Texas, en 1993?, donde más de 80 fanáticos de sus seguidores quedaron para siempre sepultados por los federales.
Quizás como referente histórico, citamos el caso del grupo de seguidores de Koresh, el fuego federal acabó con todos.
Ahora, podríamos preguntar, si en medio de la crisis haitiana, y antes de la llegada de Kenia, ¿el águila imperial tenía controlado a los líderes de bandas?
En un artículo anterior, decíamos que habrá enfrentamientos entre los llegados de Kenia (para enderezar Haití) y los líderes de bandas haitianas.
Sería interesante preguntar: ¿Realmente, son pandilleros todos?
Ahora con acción vandálica extrema contra los misioneros norteamericanos, es donde la puerca retuerce el rabo y existen vivos que huelen a difuntos.
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