Santo Domingo.- El geólogo Osiris de León manifestó hoy que tiene todo sentido de lógica ambiental y de buen juicio social la objeción planteada por la comunidad de La Otra Banda, en Higüey, al propuesto nuevo vertedero de basura, aún sea en forma de relleno sanitario controlado, porque el objetivo del Decreto 62-21, emitido en el mes de febrero del presente año 2021, es reducir los problemas de contaminación ambiental generados por la mala gestión de la basura depositada a cielo abierto en Santo Domingo Este, Punta Cana, Puerto Plata, Haina, Las Terrenas, Nagua, Higüey y Samaná.
Dijo que no tiene ningún sentido lógico, ni ambiental, abrir nuevos emplazamientos para tirar basura porque con ello estaríamos duplicando los problemas ambientales acumulados en los vertederos a cielo abierto.
De León, expresó que “cada vez que se abre un nuevo vertedero de basura se deja abandonado el viejo vertedero, por lo que de inmediato el viejo vertedero se convierte en un gran pasivo ambiental contaminante del suelo, del subsuelo y de las aguas subterráneas y se le suma un nuevo vertedero contaminante, razón por la cual siempre hemos objetado la opción de abrir nuevos vertederos manteniendo los viejos vertederos llenos de la vieja basura, y nuestras objeciones están publicadas desde que en el año 2005 la Alcaldía de Santiago de los Caballeros propuso abrir un nuevo vertedero de basura en El Naranjo, propuesta que finalmente fue impedida en base a criterios hidrogeológicos y ambientales”.
El ambientalista dijo que la zona turística de Punta Cana-Bávaro-Macao-Nisibón-La Vacama constituye el principal patrimonio turístico nacional y regional porque ya cuenta con unas 42 mil habitaciones hoteleras, con indicaciones claras de que es el turismo con la mayor proyección de crecimiento en toda la región, pero con la particularidad de que es el único turismo regional que depende exclusivamente de aguas subterráneas suplidas por unos 150 pozos perforados en las rocas calizas coralinas y porosas que se recargan con frecuentes lluvias gracias a un drenaje vertical que permite que esas aguas de lluvias se infiltren a través de poros y huecos.
Manifestó, que es obligatorio evitar que materiales contaminantes, como la basura, puedan poner en peligro las aguas subterráneas que llegan a los pozos que abastecen a tantos y tantos hoteles, siendo improcedente abrir un nuevo vertedero de basura en una antigua cantera de caliche.
El especialista en temas hidrogeológicos y ambientales dijo que siempre ha estado en desacuerdo con que la basura sea depositada a cielo abierto en antiguas canteras de minado de caliche, o de minado de gravas y arenas, o de extracción de rocas fracturadas, porque usar basura para rellenar huecos mineros está prohibido dentro de la filosofía de la protección ambiental del suelo, del subsuelo y de las aguas subterráneas, porque la basura estaría depositada más profunda y más cerca del nivel freático y eso facilitaría que lluvias torrenciales de tormentas y huracanes arrastren agentes tóxicos, metales pesados, bacterias y otros contaminantes presentes en la basura, generando un lixiviado altamente tóxico y contaminante capaz de degradar en pocas horas la calidad de las aguas subterráneas, y que ese riesgo lo corre el acuífero que abastece al polo turístico de Punta Cana y Bávaro, y si eso ocurriese pondría en peligro la salud de turistas, el crecimiento turístico regional y la disponibilidad de agua para las crecientes comunidades.
En opinión de Osiris de León la mejor opción es que la basura generada por la hotelería de Punta Cana y Bavaro, la cual se aproxima a las 400 toneladas métricas por día, sea llevada como destino final a una planta de valorización en Guiri-Guiri, próximo al vertedero actual, y que allí se reciclen los metales, los plásticos que califiquen y los vidrios, mientras que los papeles, los cartones, los otros plásticos y los neumáticos procesados puedan ser convertidos en fuentes de energía, al igual que la materia orgánica, la que también puede ser convertida en energía, pero que esta solución no solo sea aplicada para la nueva basura, sino también para la vieja basura allí depositada, a los fines de que en el futuro cercano ese emplazamiento pueda quedar saneado desde el punto de vista ambiental y así evitar que se convierta en un pasivo altamente contaminante de las aguas subterráneas utilizadas por la hotelería y por las comunidades.