Sentado en el aeropuerto

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 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

REFLEXIONES…

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Día 11 de junio de 2024, 8:00 a.m., aeropuerto de Ankara, Turquía, sentado esperando la partida hacia mi adorada tierra, continúan los desprendimientos, renuncias, y desapegos, no es fácil, personas muy queridas, estilo de vida muy diferente y nuevas expectativas de vida.

Situaciones como estas nos plantean interrogantes mientras esperamos para abordar, ¿llegaré?, bueno, si Dios quiere, jamás he temido a montarme en un avión por la seguridad que me inculcó mi padre, quien como piloto me explicaba que más fácil es morir en un accidente automovilístico, que, de avión, sin embargo, no dejamos de hacer una breve reflexión, no del momento que viviríamos, sino del impacto para nuestros seres queridos.

Paso rápidamente la página y pienso en Turquía, en estos años de crecimiento espiritual, de purificación, en los que he logrado alcanzar un peldaño más en mi ascenso al reino de los cielos. Fueron días de grandes pruebas, he sentido como nunca la tristeza, la soledad, las carencias, tuve que lidiar con el temor, la esperanza, la fe y sobre todo la seguridad de que Dios estaría siempre a mi lado conduciéndome por este nuevo camino, aunque he vivido momentos muy felices en los que el amor de Dios ha estado siempre presente.

Cuántas cosas aprendí, a orar de manera efectiva y perseverante, a escuchar al Espíritu Santo, a actuar conforme a sus designios, a comunicarme con el lenguaje del amor.

Aquí sentado contemplando las típicas montañas de Ankara y el movimiento aéreo propio del aeropuerto, derramo mis lagrimitas, pero ayuda pensar en quienes me esperan, familiares y amigos sinceros que desean estrechar mi mano amiga.

Decido orar y dar gracias a Dios por todo, poniendo en sus manos mis proyectos de Glorificarlo a través de los talleres, conferencias y actividades que llevaremos a cabo en estos próximos meses.

Dentro del aeropuerto aquí sentado frente a un ventanal de cristal estoy contemplando una hermosa paloma que viene a mis pies, no me imagino por donde entro ni de donde salió, pues solo hay una, no me quiero mover para no espantarla, me miro la miro, pero no logro conversar con ella, alzó su vuelo y me quedé con el mensaje bíblico de ser manso como la paloma.

Víctor Martínez piensa que hay que aprender a ver la presencia de Dios en cada acontecimiento de nuestra vida.

Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad, guíame, condúceme y no permitas que me aleje de ti.

Que la gracia y la paz sean con ustedes de parte de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestro hermano Radhamés Cuesta.

Hasta la próxima.

Publicidad Leonardo Castillo