Un día como hoy

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 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

REFLEXIONES…


Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Había un presidente, dictador y tirano en la República Dominicana, que gobernó por 31 años, gobierno conocido como la Era de Trujillo, ​considerado como una de las tiranías​ más sangrientas de América Latina.

Su gobierno se caracterizó por el anticomunismo, la represión a toda oposición​ y el culto a la personalidad. ​

Las libertades civiles fueron inexistentes y se cometieron constantes violaciones a los derechos humanos. ​ Sumergió el país en un estado de pánico y “respeto”,​ donde una muerte podía ser encubierta como un “accidente” y cualquier persona que no estuviera de acuerdo con el régimen de Trujillo, podía ser encarcelada y torturada en una de las cárceles clandestinas destinadas a esa práctica, y la mayoría de las veces, terminaban muertos.

Está la historia de mi país cargada de importantes informaciones acerca de este período de gobierno y de lo que un día como hoy aconteció, cuando fue ajusticiado este individuo.

Siempre he dicho que para emitir juicios acerca de las personas hay que ver las circunstancias en la que se vieron involucradas en el momento histórico, que los llevaron a actuar como lo hicieron, sin embargo, esto no lo aplico al susodicho, pues fue un caso muy especial de un corazón muy malvado, sí a cantidades de dominicanos que se vieron envueltos bajo presiones y amenazas para participar del régimen, a cambio de que su familia se mantuviera con vida.

La familia de Víctor Martínez fue parte de este acontecimiento histórico, el cual he traído a reflexión para que las nuevas generaciones aprecien el valor de la democracia, sean cuidadosos al velar por la patria, la cual debe ser libre e independiente de toda dominación extranjera, como nos lo dijo nuestro Padre de la Patria Juan Pablo Duarte, y sobre todo demos seguimiento muy de cerca a nuestros gobernantes los cuales debemos ayudar denunciando todo lo que pueda atentar contra nuestros valores y principios cristianos.

Hoy 64 años más tarde nuestra sociedad carga con grandes heridas, rencores, odios, recuerdos, de esa tormentosa época, los cuales debemos despejar, expulsar, liberar, tratar de olvidar, sacar de nuestros corazones, para liberarnos de esa situación karmática, que es transmitida de generación en generación.

Elevemos nuestras oraciones por la sanación espiritual de todos los dominicanos, por nuestra tierra bendita, por nuestros gobernantes, quienes tienen sobre sus hombros la responsabilidad de cumplir fielmente con los designios de Dios, para que no se desvíen del camino, para que el Espíritu Santo derrame sobre ellos sabiduría divina y fortaleza espiritual para defender a la Patria y velar por los derechos de los más necesitados. Amén.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes como cortesía de nuestra hermana Ana Celicia Mejía.

Hasta la próxima.

Publicidad Leonardo Castillo